El sector Construcción y Vivienda abarca el desarrollo de infraestructuras, obras civiles y edificaciones habitacionales que impulsan la economía nacional y generan miles de empleos. Sin embargo, esta actividad conlleva un alto consumo de recursos naturales —agua, energía y materiales— y la generación de residuos de construcción y demolición (RCD) y residuos peligrosos, lo que incrementa su impacto ambiental.
Una adecuada gestión ambiental es fundamental para prevenir la contaminación de suelos y cuerpos de agua, reducir emisiones y ruidos, y cumplir con las crecientes exigencias regulatorias y sociales en materia de sostenibilidad. Integrar buenas prácticas ambientales desde el diseño hasta la ejecución de la obra es clave para garantizar proyectos más eficientes, seguros y sostenibles.
Las empresas constructoras deben cumplir con un marco normativo ambiental exigente, supervisado por el MINAM, el OEFA y el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS). Este marco obliga a elaborar Instrumentos de Gestión Ambiental (IGA) —como Declaraciones Ambientales, ITS o Planes de Adecuación Ambiental— según la magnitud del proyecto. El D.S. N.º 003-2013-VIVIENDA regula la gestión de Residuos de Construcción y Demolición (RCD), promoviendo su manejo y disposición final adecuada. Además, deben realizarse monitoreos ambientales para controlar aire, ruido y agua, y cumplir con el Reglamento Nacional de Edificaciones y la ISO 45001:2018, garantizando sostenibilidad y seguridad.